8 abr 2009

Guía básica de Juego. Suerte.


Empezar a teclear con un esquema por delante, está bien. Con una ventana abierta al mundo, otra a un patio interior y otra a la calle. Con la música de una cantautora escocesa, y la de un rapero francés que canta para Yann Tiersen. Con gente pasando. Ropa, bolsas, folios blancos, folios manchados de manchas que parecen letras, bolígrafos y bolígrafas.

Empieza la partida. Tirar los dados y ver qué sale, ¿qué podrá salir?, ¿qué nos deparará el haber agitado de una forma u otra el vaso? Haber hecho ciertas cosas u otras durante el día para sacar tres, uno u ocho; para que salgan los dados que me cuelguen la medalla. ¿Quizás me tendría que haber levantado una hora después? ¿Haber comido cereales en vez de pan tostado? Planear el presente, para tener dominio sobre el futuro; realmente no tiene sentido. Ese Locus de control (LC) de Rotter y Murly.

Plantearse la suerte como una falacia o como el ente que maneja los cordeles de nuestra marioneta. Puede que no sea más que un “Post hoc ergo propter hoc” o puede que se convierta en el centro catalizador de miradas incómodas, cual uno que yo me sé antaño.


Para, y respira. Traga saliva.


Eso sí, en la tirada de los dados está el azar. Los dados, una vez tirados, ¿están ordenados o desordenados? ¿Es el orden el mejor de los desórdenes? ¿O, por el contrario, es el desorden el peor de los órdenes? Bosquejar el dilema de la tríada perfecta de la masonería de Mozart, o el glissando de un trombón soplado por un niño. Aquí el Demiurgo se coló. Ordenados o desordenados; desordenados u ordenados, los dados se tiran por una lucha, dialéctica o no. Un duelo normalmente. Así jugaban los Joueurs de Cartes de Cézanne. Y no es, a la postre, más que un juego. Más valía tomárselo de forma jovial, como hacían las Jeunes Filles au Piano de Renoir.

De lo contrario, comenzamos a caminar sobre arenas movedizas, que no sabemos muy bien si las controlamos o no. Se llaman sentimientos. Pero hay arenas y arenas. Y, como todo, hay arenas malas, “mu” malas. Ahora, a las citas me remito. De Baruch Spinoza: “El que imagina que aquello a que tiene odio está afectado de tristeza, se alegrará; si, por el contrario, lo imagina afectado de alegría, se entristecerá; y uno y otro afecto será mayor o menor según sea mayor o menor el afecto contrario en aquello a que tiene odio. Estos afectos de odio y otros similares se refieren a la envidia, que por eso no es nada más que el mismo odio, en cuanto se considera que dispone el hombre de tal manera, que se goce en el mal de otro y que, por el contrario, se entristezca del bien de ese otro.”

Total, si todos venimos de donde dijo Gustave Coubet [L'origine du monde] que veníamos. Y todos vamos a donde sabemos que vamos. ¿Lo sabemos? Un fondo blanco, un fondo negro, un no fondo, un Nirvana, un sapo o un bonsái. Tirar los dados y ver qué pasa. Apuesto por las de Renoir.

2 comentarios:

  1. Manué!!!eres muy bohemístico ya te lo he dicho jaja no sé tus textos es que me sumergen en un ambiente reflexivo jajaja q muchas veces no sé si está o no relacionado con tu texto pero hace poco pensaba en si las cosas están escritas ya o las podemos cambiar o incluso esa actitud d cambiar las cosas ya staba escrita tb....no sé si m entiendes xo bueno...tb a veces pienso en lo el tópico de "arriesgar" o "ser cobarde" supongo q cntigo lo habré hablado alguna q otra vez seguro...a veces no sabemos qué es lo mejor ni qué es realmnt lo q está bien o mal...
    No sé si m he desvíao jajajaja xo cuando he leído tu texto m ha sonado a reflexiones, decisiones,dar pasos...
    Yo no soy tan bohemística cm tu :P jajaja es mas...tu léxico jajaja m supera cn creces ...xo aqi t djo mi comentario jajajaja Un besito !!!;)

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  2. Esoty de acuerdo! Es una delicia leer tus textos llenos de referencias y reflexiones tan profundas pero que todos en algún momento hemos hecho en nuestras cabezas. Un talento indiscutible, sí señor.

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