18 mar 2010

Hoy, no escribo yo.



Estoy en un espacio incierto,

En la cavidad de tu boca cuando decides retarme con tu hálito.

Hablamos francés por las noches para no entender nuestros enfados.

Odiamos a los vecinos, pero hemos aprendido a sonreír (les).

Me gusta despertarme por las noches y darte un beso.

Y ver que no te das cuenta pero, al mismo tiempo, por inercia, me coges del brazo y me aprietas.

Odio que me enseñes tu belleza porque sé que la combinación de nuestros cromosomas nunca podrá conseguir unos ojos como los tuyos.

La belleza entre sábanas blancas se transparenta, pero a ti no te importa.

El sonido de tu ducha de las siete es lo único que me hace despertar.
La mampara del baño debe tener un contrato contigo, y ojalá que sea vitalicio.

Déjame notas escondidas y un plano para buscarte. Un rincón en la almohada con tres cosas tuyas.

Déjame un silencio que hable y una palabra que no diga nada.

Un punto suspensivo y tres frases hechas que nos hagan entrar en cólera para luego volver a empezar.

Dame una mañana y cinco minutos.


*Gracias, amiga.

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