25 nov 2009

La estructura de la pelusa





Una cabalgata de almas inermes en batalla; tan desprovistas de su propio arsenal como perdidas, sin pauta... caos, pretensión, voluptuosidad. Un plano del que cuelgan esferas que giran pero no se mueven, todo en vano. Una lágrima en la lluvia. Esto es todo lo que se convierte a veces en un espectáculo enorme de opulencias, grandiosidades, anuncios de seguros y de compresas, ribetes dorados y arpegios de sandeces que pesan quintales.

Se acerca otro tiempo de color, del de tu chaleco, sí. Fun, fun, fun. Ahora trato de pensar en la crítica, la crisis, la redención, la incertidumbre, la arquitectura, la hierba, la dicotomía, la cultura, la emoción, la conducta, la independencia, la lógica, la suerte, la diferencia, la proliferación, la finitud, la libertad, la ética, la relación, la posición, la música, la filosofía. También el escepticismo, el vitalismo, el predicado, el liberalismo, el ateísmo, el arte, el fatum, el hecho, el mundo, el compromiso, el pensamiento, el huracán, el locus, el lenguaje, el juicio, el blanco, el negro, el gris, el sentido, el sujeto, el lugar, el verbo, el conocimiento. 

* La foto, autoría de Robinm. Barcelona, Noviembre 2009.

2 comentarios:

  1. Ojalá pudiera dar respuesta tus 6W.Se cree que son originarias de la más tradicional escuela de periodismo norteamericano pero que en realidad ya estaban en la retórica clásica de Quintiliano. No hemos inventado nada.
    Aunque… si lo pienso… prefiero no resolverlas por dos razones ¿qué hay de la felicidad de los tontos de la que hablaba Buñuel?. Y, por otro lado menos entregado al pesimismo hostil; la incertidumbre también hace brillar nuestros días. Si pudiéramos leer nuestro sino ¿qué sentido tendría esforzarnos?

    Lo caótico y lo perdido tiene su lógica si miramos a nuestro alrededor. Cautela en el análisis como la mejor candidatura para las próximas elecciones. Si no tu enumeración sería infinita y el que más piensa (siendo consciente de ello) menos viviría, o viviría con el peso de la humanidad en sus hombros, terminando con uno de los males de nuestra civilización: contractura desde el occipital, hasta la séptima vértebra cervical, esto es, la porción superior del trapecio dura como una piedra.

    Propongo no pararnos a pensar este año en las nupcias navideñas por excelencia: regalos de felicidad a cualquiera, por doquier, ventas de felicidad y rebajas para seguir vendiendo felicidad en enero y febrero, y seguir siendo si cabe, después del empacho de la epifanía, más felices.

    Ante esto, y si sigues vivo tras mi parrafada sin sentido, te propongo caminar sin mayores pretensiones que vivir.

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  2. Genial... cómo tú. Sin duda. Me alegro verte por aquí de nuevo...
    Tq

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