21 dic 2010

Ahí, aquí, en tu negra cueva.


Ni buscar, ni esconder, ni huir, ni hallar, ni intentar, ni saber, ni esperar, ni ser. No buscar, no esconderte, no huir, no hallarte, no intentar, no saber, no esperarte, no ser.


En esta maraña de lazos molestos, conviene esconderse. Te entiendo. Ahí, bajo el negro de tu cueva se debe estar bien; a salvo, como ausente. Parece como si de vez en cuando quisieras salir, y de repente bosquejo tu mano o tu pie, pero vuelves a esconderte rápidamente. Apenas si me da tiempo a distinguir qué era…


Hace dos días que no te veo nada, hace dos días que ni siquiera sé si sigues bajo tu techo, hace dos días que faltas. Dime si puedo intentar entrar, quiero saber quién eres. Hace dos días que no sabes quién eres. Hace dos días que no sabes ni qué quieres, ni si sacar la mano o la cabeza entera; y te sería totalmente indiferente, porque acabas de perder tu ser. Habrás crecido o no. No te reconoces ni la voz, ¿verdad? ¿Sabes hablar? No sabes andar. ¿A que también se te está olvidando? ¿Palabras? ¿Sabes escuchar? ¿Qué respondes? No sabes nada. Hace dos días que no sabes nada.

5 comentarios:

  1. La facilidad para esconderse y esperar, pero el escondite se vuelve pequeño y la espera se hace eterna.
    Los días pasan, crece el conformismo, nadie se arriesga.
    Los días pasan, no vuelven. No hay nada escrito, todo es posible.
    Miedos, dudas, incomprensión...

    ;)

    ResponderEliminar
  2. Peor que el olvido o los menoscabos autoinfligidos es la conciencia brumosa que queda de ello. Para qué deberían dejarte entrar en la cueva, si no queda más que una sombra de ser para ofrecerte?
    En el hueco dejado por una antigua voz, ajena ya, tan sólo quedan el recuerdo de una sedada esperanza y la impotente resignación y rabia hacia el espejo de un perverso espectador se su propria muerte, dos veces culpable.
    Y sin embargo, tú sigue tendiendo manos, que a lo mejor al habérsele olvidado las palabras también se le ha olvidado cómo gritar (ves, esta vez me ha tocado a mí el optimismo).

    tu antiguo fan.

    ResponderEliminar
  3. Una madrina intentando entender31 de enero de 2011, 3:08

    A veces se está como perdido de uno mismo. Lo malo es que dure demasiado...

    ResponderEliminar
  4. Hace tiempo que no vengo a mirar dentro de los pensamientos qeu aquí depositas.
    Y ahora que vengo te encuentro metido dentro de una cueva sin saber ni siquiera quien eres. Si necesitas una pista para encontrarte yo te la doy.

    Para esta búsqueda no hay mapas que te guíen, sino senderos que ya están labrados por otros qeu ya pasaron por ahí. O campo salvaje que está por descubrir en el que nunca nadie ha estado antes, pero de esos ya quedan pocos.

    El único bastón que te puede ayudar a continuar caminando por esos senderos somos nosotros, tus amigos y familiares que se preocupan por ti.

    Esa persona que está dentro del acueva a oscuaras es nuestro verdadero yo a veces cuesta encontrarlo, por temor o verguenza.

    Ante todo piensa que a tu bastón no le importa lo que hay en la cueva, si no que la cueva esté iluminada.

    ResponderEliminar